IKRAM ANTAKI: VIOLENCIA EN LAS GRANDES CIUDADES


“El despotismo ilustrado se niega a esperar, pero la sociedad es lenta, por poco que falle algo, vuelve a salir la bestia, esta que es arcaica, que es violenta, que no habla de derechos y deberes, vamos, que ni habla, que no se pregunta si la pena de muerte es o no es eficiente, si es adecuada la conciencia de los hombres. No se pregunta nada, simplemente mata. ¿Qué es lo que ha fallado? Algo debe de haber fallado para que vuelva a surgir la bestia, la arcaica, la violenta“.
 IKRAM ANTAKI




Hoy que se habla mucho de violencia y que situaciones políticas obligan a considerar estrategias, quiero pensar en este programa donde invitan a Ikram Antaki para hablar de lo que era la violencia en las grandes ciudades, esto es antes del 2000. Lo expongo aquí porque el movimiento urbano en general es parte esencial en los asuntos de crimen y leyes.

La violencia de una ciudad es como una enfermedad, no es efecto, es síntoma. No se ataca el síntoma de forma aislada, se ataca la enfermedad. Creemos que el punto es señalar la forma más explícita del mal, la materializamos en otro (el criminal, por ejemplo) que asumimos externo por completo a nosotros, pero compartimos alguna de tantas líneas de discurso y es esa línea la que deberíamos de atacar. Una acción se enfoca en contener la fuga, eso es a corto plazo, la emergencia, mientras tanto la otra debería ir al largo plazo, sobre aquello que no es visible.



Pareciera que el crecimiento de las ciudades permite el descontrol y nos hace permitirnos ser hundidos en la masa, el crecimiento de la ciudad nos genera provechosos puntos ciegos, para todos, y así mismo, la permisividad excusada las más de las veces en la expiación de culpas. En la ciudad se gana a la par libertad que soledad, hay un montón de extraños libres entrecruzándose y observándose de lejos y aislándose mentalmente.  

Ikram Antaki se pregunta si no es la base del problema el crecimiento demográfico y la falta de coherencia entre crecimiento y desarrollo. Intuye que la administración no puede ser la misma para ciudades extraordinariamente grandes y que no puede funcionar tal administración con eficiencia sin algún tipo de descentralización. Tanto leyes como educación si no están a par generan esta disincronía.

Entonces, dejando escuchen el audio de 37 minutos (un tanto cortado), va un comentario, no importa cuán progresistas sean las reformas o que tan avanzada sea la arquitectura o el urbanismo, lo que funciona en unos sitios no necesariamente lo hará en otros, hay muchas ideas para las que no hemos estado preparados como sociedad, y cabe también mencionar que a eso se refiere la autora cada vez que dice que en asuntos de humanos las cosas deben ir lentas, es decir, en sincronía.

Cierra como es natural, con el asunto de la educación. En su punto que es controversial al tiempo que escribía esas ideas en libros, y que lo seguiría siendo ahora, Ikram recuerda muy seguido el despotismo ilustrado, en otras ocasiones la muy amable forma de la burguesía que nos ha hecho bien a prácticamente todos y es repudiada sin conocimiento. Cabe aquí una pregunta ¿Acaso una democracia ilustrada valdría lo mismo que una democracia ignorante?

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